Temporale in Città – Tormenta en la ciudad
La tenda bianca sventola ribelle
sul terrazzo dell’edificio di fronte.
La osservo ondeggiare vigorosa
come la vela di una barca nella tormenta.
Piove in città. Raziocinio e pensiero si arrestano
e il traffico inizia a vagabondare
tra pedoni saltellanti su pozzanghere vuote e scure
bambini giocosi e ombrelli volanti.
Troppi rumori intorno.
Clacson che non smettono di suonare. Neanche di notte.
Mentre l’aria s’impregna di ottobre
e illumina ricordi e assopiti amori.
Un foglio di giornale asseconda il capriccio del vento
e s’inerpica fino al cielo intriso di smog
Lo seguo per un po’. La cena ormai sarà bruciata. Penso.
E resto a fissare il mondo da dietro una finestra.
Permane una pioggia battente
su edifici di ferro e cemento che
non s’inumidiscono mai, né riflettono
l’umanità tanto invocata al loro interno.
Piove sulla città eterna
specchio appannato di un’epoca andata
sui souvenir a basso costo, sui cortili fioriti,
su questo davanzale, piccolo spazio della mia identità
All’improvviso un fulmine, sospeso tra due nuvole
ricade sulla metafora del tempo
e tutto si ferma, di colpo, tutto si equilibra.
Solo un movimento si coglie nel quadro.
La carpa blanca ondea rebelde
en la terraza del edificio de enfrente.
La miro balancearse vigorosamente
como la vela de un bote en la tormenta.
Llueve en la ciudad. Razonamiento y pensamiento se detienen
y el tráfico comienza a vagar
entre peatones saltando sobre charcos vacíos y oscuros
niños juguetones y paraguas voladores.
Demasiados ruidos alrededor.
Bocinas que no dejan de sonar. Ni siquiera por la noche.
Mientras el aire está empapado de octubre
e ilumina recuerdos y amores somnolientos.
Una hoja de periódico sigue el capricho del viento
y revolotea hasta el cielo lleno de smog.
Lo sigo por un rato. La cena ya se quemará. Creo.
Y me quedo mirando al mundo desde detrás de una ventana.
Sigue el golpeteo de la lluvia
en edificios de hierro y cemento que
nunca humedecen ni reflejan
la humanidad tanto invocada en su interior.
Llueve sobre la ciudad eterna
espejo empañado de una era desaparecida
sobre souvenirs baratos, sobre patios floridos,
sobre este alféizar de la ventana, pequeño espacio de mi identidad
.
De repente, un rayo, suspendido entre dos nubes
vuelve a caer sobre la metáfora del tiempo
y todo se detiene, de repente, todo está equilibrado.
Solo un movimiento queda atrapado en el cuadro.
Nicola Viceconti©
Traduzione a cura di Claudia Teresa Acuña
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