“Muchas gracias” -Francisco Urondo

Sirve y me inclino
ante tu palabra, luz de mi pensamiento.
Abrirán las puertas, dejarán entender:
los artistas, los intelectuales,
siempre han sacudido el polvo de la realidad;
descubrieron caminos, emancipaciones que no siempre lograron recorrer:
era prematuro en algunos casos, en otros fue distinto – convengamos–,
otras palabras son, bajar la corredera de la mira,
buscar con el guión y dar justamente sobre algo que puede moverse;
un bulto, un meneo a menos de cien metros de tu corazón vulnerable, también enemigo.
La suerte ha dejado aquí de andar fallando:
se encendió la luz y pudo verse el caos, las flagrancias:
esa mano allí, esta codicia;
el miedo y otras mezquindades se pusieron en evidencia
y el amor no aparecía por ninguna parte.
Recompuestos de la sorpresa, rendidos ante los hechos,
nadie pudo negar que en este país, en este continente,
nos estamos todos muriendo de vergüenza.
Aquí estoy perdiendo amigos,
buscando viejos compañeros de armas,
ganándome tardíamente la vida,
queriendo respirar trozos de esperanzas,
bocanadas de aliento;
salir volando para no hacer agua,
para ver toda la tierra y caer en sus brazos.

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